Midiendo la Sostenibilidad del Chocolate: Un Cuento Agridulce

Cuando decidí darme un gusto el otro díacomprando un chocolate , no esperaba entrar en una crisis ética. Pero al navegar por el pasillo de caramelos empecé a notar las etiquetas. «Certificación de Rainforest Alliance» proclamó el primero, y al pie indicaba «programa de protección a las aves.» Me gustaba la idea de apoyar a las producciones más ecológicamente responsables; voy a tener este en cuenta, pensé. La siguiente barra, sin embargo, estaba etiquetada como «Comercio Justo,» y en ese momento mi viaje paseo dominical al supermercado se hundió en un dilema moral. ¿Soy realmente el tipo de persona que va a poner la protección a las aves por encima de un salario digno para los productores de chocolate? Me quedé paralizado en el pasillo del supermercado, una barra de chocolate en cada mano, tratando de encontrar el valor para responsabilizarme por las consecuencias morales de mis acciones.

Incluso si usted no es tan neurótico como yo, es difícil evitar notar el impacto social y ambiental de sus compras en estos días. La sostenibilidad ha pasado de ser la preocupación de un nicho a ser la demanda de los consumidores en general en las últimas tres décadas, a medida que la conciencia social y ambiental se ha infiltrado a través de la cultura. Las preguntas de los clientes sobre el origen ético son tan comunes en estos días como para ser temas de comedia “stand-up.” Los productos en cada pasillo del supermercado se jactan de su credibilidad sostenible a través de etiquetas de certificación (legítimas o no). Las corporaciones ahora rutinariamente promueven su responsabilidad social y su gestión ambiental, tanto en anuncios como en informes anuales preparados para los inversionistas por departamentos de sustentabilidad internos.

Incluso si dejamos de lado el “greenwashing (lavado verde)” y asumimos la buena fe, ¿cómo podemos saber que sostenible sustentable significa realmente sostenible sustentable? La palabra fue definida por la Comisión Brundtland de la O.N.U. en 1987 como «Desarrollo que satisfaga las necesidades de las generaciones actuales sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades.» Esto capta el espíritu de sostenibilidad, que abarca todo, desde las prácticas laborales al uso de fertilizantes, pero nos deja con pocas herramientas prácticas para identificarlo cuando lo vemos. ¿Cómo podemos medir exacta y confiablemente algo tan nebuloso como la producción que no compromete las necesidades de las generaciones futuras?

Más difícil de lo que parece

Al igual que muchos ideales simples y atractivos, la sustentabilidad rápidamente se complica cuando se aplica al mundo real. La evaluación de la sostenibilidad requiere cortar un matorral de información incompleta, complejidad profunda y contexto local. Hay que tener en cuenta no sólo qué indicadores de sostenibilidad son realmente relevantes para la cadena de suministro específica, sino también si esos indicadores son razonablemente calculables y cómo se desarrollan en el terreno.

Una granja es un sistema exasperantemente complejo. Las mismas prácticas de cultivo podrían ser inteligentes y sostenibles dentro de una cosecha en una parte del mundo y desastrosas en otra. La labranza, la fertilización o el cultivo de cobertura pueden tener impactos drásticamente diferentes en el suelo dependiendo de la cantidad de lluvia que una granja recibe, la estructura del suelo y los organismos que viven en ella. Diferentes aplicaciones de pesticidas o prácticas de biocontrol podrían ser exitosas, catastróficas o simplemente innecesarias, dependiendo de innumerables y complejas interacciones ecológicas que ocurren por debajo, alrededor, por encima y dentro de los cultivos. Para medir la sostenibilidad ambiental de una granja, los indicadores deben ser contextualizados en torno a la ecología, la dinámica del ciclo de los nutrientes y el clima de la localidad de esa granja en particular.

Asimismo, la sostenibilidad económica y social depende en gran medida de la economía local y en como ésta funcione. Si un agricultor tiene acceso al capital, y si esos préstamos vienen a través de la banca formal o canales comunitarios informales, podría jugar un papel importante en si una granja podría sobrevivir a unas malas temporadas. La sostenibilidad social de una granja podría depender en gran medida de si contratara y capacitara a los trabajadores locales, o no; depende del tipo de talento localque haya disponible. La relevancia de medir las prácticas laborales en una granja que participa en la cadena de suministro de una empresa depende de la aplicación de las leyes laborales, que varían drásticamente de un país a otro e incluso de una ubicación a otra dentro de un país.

Toda esta complejidad dificulta la aplicación de un estándar uniforme de sostenibilidad para las diferentes fincas. Tome por ejemplo las barras de chocolate que estaba comparando en el pasillo del supermercado. El chocolate es un cultivo comercial global con una problemática historia colonial que está plagada hasta nuestros días por prácticas social y ambientalmente no sustentables. Se cultiva principalmente en África Occidental, pero también se produce en América Latina y el Sudeste Asiático. Los problemas de sostenibilidad en cada región productora de chocolate son muy diferentes, y se requiere una buena comprension de esos matices para realizar una evaluación de la sustentabilidad en la cadena de suministro del chocolate.

El trabajo infantil es más frecuente en África occidental que en América Latina. Los sistemas bancarios y el acceso al capital están más formalizados en América Latina que en África Occidental. La precipitacion anual difiere sustancialmente entre las regiones, requiriendo diferentes prácticas de manejo del agua. Granjas de chocolate en diferentes partes del mundo crecen en diferentes suelos, con diferentes climas y frente a diferentes enfermedades. En América Latina, las granjas de chocolate han sido devastadas por brotes de patógenos fúngicos llamados “escobas de brujas” y “podredumbre de vainas heladas” o moniliasis del cacao. Las granjas de chocolate en África Occidental no tienen estas enfermedades, sino que son golpeadas por el virus del “brote hinchado” y “podredumbre negra.” Los agricultores de chocolate en el sudeste asiático deben lidiar con una plaga completamente diferente, la “polilla de la barrena de la vaina del cacao.” Una métrica adaptada y flexible daría una medida más relevante y significativa de la sostenibilidad bajo estas complejas y variables condiciones.

Ponerle un Número a un Principio

Cuando nosotros, como consumidores, preguntamos si los alimentos son producidos de manera sostenible, estamos pidiendo a un asesor que evalúe las emisiones de carbono, el escurrimiento de pesticidas, el trabajo infantil y otras innumerables consideraciones, y nos diga «sí» o «no» para poder dejar de comparar dos barras de chocolate y seguir con nuestro día. Estamos pidiendo una respuesta general y emocional a un conjunto muy particular de preguntas técnicas específicas.

A finales de los años 80, las certificaciones de sostenibilidad basadas en estándares como Rainforest Alliance y Oregon Tilth fueron fundadas para responder a estas preguntas. Sus listas uniformes de indicadores de sostenibilidad y protocolos de medición ofrecen una simplicidad y comparabilidad que es crucial para un comprador que intenta hacer una elección sobre la barra de chocolate adecuada. Usted puede saber exactamente qué significa ese sello en la barra de chocolate , y cuáles pruebas ha pasado . Las certificaciones basadas en estándares no captan todos los matices locales en el terreno, pero sí dan a los consumidores la información que necesitan para poner su dinero detrás de los productores sostenibles.

Como esta demanda de los consumidores ha crecido, las empresas han tomado nota. La mayoría de las compañías de S & P 500 están ahora investigando sus cadenas de suministro globales y publicando informes de sostenibilidad. Mientras que muchas empresas todavía están buscando el “greenwash,” los inteligentes se toman en serio la mejora de su sostenibilidad. Décadas de datos muestran ahora que la producción sostenible significa una buena publicidad, un uso eficiente de los recursos y una cadena de suministro estable que es menos susceptible a la interrupción de las huelgas de trabajo, los brotes de plagas o la aplicación de la ley.

«Lo que lideró el movimiento fue el altruismo,» dijo Levi Stewart en la consultoría de sostenibilidad del Consejo de Estándares de Manejo de Sostenibilidad (Sustainability Accounting Standards Board) (SASB). «Y todavía hay una comunidad muy fuerte que quiere tener su dinero invertido en una forma que se alinea con su moral. Pero lo que realmente hemos comenzado a ver es un surgimiento de la comprensión en que estos impactos de la sostenibilidad realmente tienen implicaciones financieras. Cada vez son más los inversores que se dan cuenta que las empresas que gestionan los impactos de la sostenibilidad no sólo tienen un riesgo reducido de publicidad negativa y se benefician de un fuerte reconocimiento de la marca, sino también tienen más probabilidades de administrar eficientemente sus recursos. La sostenibilidad ofrece a los inversores otro objetivo para ver, a un nivel más profundo, cómo están gestionando sus recursos las empresas y cuáles son las expectativas de la sociedad.»

A medida que los equipos de contadores, analistas y asesores en departamentos de sostenibilidad corporativa investigan las cadenas de suministro, tienen un conjunto diferente de preguntas, prioridades y habilidades en comparación a un comprador en el pasillo de una tienda, o los programas de certificación que atienden a ese comprador. Tienen más tiempo y el estómago para analizar una evaluación detallada y contextualizada de sostenibilidad, y para considerar las prioridades y las compensaciones. ¿Debería un chocolatero elegir la granja de chocolate que usa funguicidas o la granja que usa trabajo infantil, y cómo se debe cotejar la diferencia en las millas de combustible de carbono que el chocolate debe viajar? ¿Y el costo?

La compra responsable en cadenas de suministro reales significa dar prioridad y navegar por negociaciones entre las diferentes dimensiones de la sostenibilidad, y los sistemas de certificación basados ​​en estándares pueden ser demasiado rígidos para responder a estas preguntas. Así, las corporaciones y los encargados de formular políticas están recurriendo a una nueva generación de evaluaciones de sostenibilidad, que reemplazan la rigidez de las certificaciones basadas en estándares con un marco más flexible y contextualizado. Estas evaluaciones coinciden con un movimiento emergente hacia la «Contabilidad de Costo Real,» antes conocida como «Triple Bottom-Line Accounting,» en la cual las compañías reportan no sólo su desempeño financiero, sino también social y ambiental.

Estas evaluaciones más recientes están siendo desarrolladas tanto por instituciones públicas como por el marco de la Evaluación de la Sostenibilidad de Alimentos y Agricultura (SAFA, por sus siglas en inglés) de la O.N.U. y dentro del marco de organizaciones sin fines de lucro como SASB o la Iniciativa de Reporte Global (GRI por sus siglas en inglés). Se centran en la adaptabilidad, transparencia y «materialidad» o la relevancia de determinados indicadores de sostenibilidad para las operaciónes. En lugar de marcar todas las casillas de una lista, estas evaluaciones se centran en lo que más se pueda materializar o sea más importante para una cadena de suministros en particular. El GRI, portador estándar de informes de sostenibilidad, ha puesto la materialidad en primer lugar dentro de sus recientes lineamientos..

La materialidad se integra en la estructura de las evaluaciones de sostenibilidad más recientes, como el marco SAFA de la O.N.U., que permite la personalización y flexibilidad en la medición. «Usted comienza con los indicadores estándar que conforman SAFA, y puede eliminar los que no se aplican a su operación,» dijo Nadia Scialabba, un oficial de alto nivel del Programa de Agricultura Orgánica de la O.N.U. que diseñó SAFA. «Pero tienes que justificar por qué lo hiciste. Si no tiene animales de granja, no se incluyen esos indicadores. Antes, tenías que tener tu propio sistema para agregar tus propios indicadores, pero ahora la herramienta SAFA te permite agregar tus propios indicadores. SAFA puede manejar la forma en que se calculan los nuevos indicadores en términos de ponderación y suma.”

Complementando el enfoque en la relevancia, estos indicadores suelen ser flexibles y contextualizados a la localidad específica, proporcionando lineamientos para la medición en lugar de un protocolo definido que requiere equipos que pueden ser poco prácticos en el terreno.

Tobias Bandel, de la consultora agrícola Soil and More, dijo: «Hablamos con la gente local acerca de lo que los impulsa, qué impactos son relevantes para ellos. Entonces, muy a menudo, la tecnología necesita ser ajustada… si usted llega con un gran cuestionario, no hay suficiente tiempo hacer la auditoría. O si sus mediciones requieren demasiada tecnología, eso tampoco funcionará… en su lugar nos centramos en lo que es relevante, mirando el impacto.”

Para las empresas que tratan de alcanzar cadenas de suministro sostenibles, medir indicadores de materiales en su cadena de suministro suele ser más significativo y práctico que confiar en proveedores certificados según un estándar.

«Tenemos que alejarnos de los estándares y el sistema de certificación, donde usted tiene equivalencia y cumplimiento, que se rigen por hacer esto o no hacer aquello,» dijo Scialabba. «Con la tecnología de la información que tenemos ahora, la única palabra clave es la transparencia. En el sistema actual, sabemos si algo se evalúa como orgánico o no orgánico, pero usted no tiene acceso a los libros para ver cómo se evaluó. Tiene que confiar en el asesor.

Estos nuevos marcos de evaluación de la sostenibilidad todavía están en su infancia, y quedan muchas preguntas sobre su utilidad y viabilidad. Por un lado, la flexibilidad en qué indicadores se incluyen y cómo se miden crea oportunidades de engaño que no están presentes en las certificaciones estandarizadas. Muchas de las personas en la comunidad de evaluadores con las que hablé no estaban demasiado preocupadas por esto. Estas nuevas herramientas de evaluación podrían realmente ayudar a una empresa que intenta mejorar la sostenibilidad en su cadena de suministro, o dar información detallada a los inversores, pero serían un mal vehículo para el “greenwashing (lavado verde).” Ellos no producen un certificado o sello para los consumidores, y están diseñados para ser altamente transparentes, por lo que las opciones de medición son visibles en la evaluación.

Un Camino Duro, Pero Vale la Pena

Para trazar las dimensiones de la suntentabilidad y refinar las herramientas con las que se miden, Los economistas, los agrónomos, los ecologistas, los sociólogos y otros miembros de la comunidad de la sostenibilidad han aprendido a adaptarse y pensar cuidadosamente cómo representar con números los principios en un mundo complejo y desordenado . Han puesto en un enfoque más nítido lo que la sostenibilidad realmente significa y cómo puede llevarse a cabo en las cadenas de suministro global que traen barras de chocolate a su supermercado.

Las etiquetas de certificación que estuve evaluando en las barras de chocolate siguen siendo una parte importante de la conversación, y crítica para los compradores individuales. Los estándares tienen la ventaja de poder ser directamente comparables entre diferentes productos, ya que miden exactamente las mismas cosas. En un vistazo rápido, usted puede saber exactamente de lo que se trata cierta certificación. Eso es importante para un comprador que sufre una crisis existencial sobre una barra de chocolate.

Debido a que las certificaciones basadas en estándares son rígidas, luchan por capturar matices significativos en la sostenibilidad de las cadenas de suministro, como los temas de sostenibilidad regional del chocolate, específicos a Latinoamérica o del oeste de África. Lo que se mide puede ser irrelevante para la sostenibilidad real de esa granja en particular o inmensurable en el terreno. Son útiles para los compradores que tratan de hacer una elección sostenible, pero no proporcionan la profundidad del análisis necesario para reestructurar una cadena de suministro.

La contabilidad de costos reales y otros marcos de evaluación de impacto que miden el material y los indicadores contextualizados han ayudado a las empresas a hacer un balance del panorama más amplio de sostenibilidad de sus cadenas de suministro. Tres décadas después, la comunidad de la sostenibilidad está trabajando desde un ideal simple y poderoso para adaptarse a un mundo complejo.